martes, 26 de agosto de 2008

En recuerdo de Paquito

El pasado Domingo 24 de Agosto, los miembros y amigos del Coro La Flor nos reunimos en La Barraca para dar buena cuenta de unos corderos a la estaca.

Lo que en principio pudiera parecer una reunión más de las celebradas por el Coro era, en esta ocasión, un emotivo recuerdo del último amigo y miembro de la Agrupación fallecido.

Desde que empecé con el blog, allá por el mes de Abril, tengo pendiente el escribir una entrada dedicada a Paco. Fueron muchas las veces que he intentado escribirla, incluso llegué a escribir algún párrafo, pero todas esas veces lo he dejado porque me parecía que lo escrito ni se acercaba a lo que realmente quería explicar. Son tantos los sentimientos y tan vivos que me cuesta mucho expresarlos. Tampoco quería, ni quiero, caer en los tópicos, en los sensacionalismos, en la alabanza fácil o en decir lo que la gente espera escuchar en casos como este.

Paco merece mucho más que eso. Es más, quienes lo conocíamos sabemos que siempre rechazó lo denominado por el mismo "la prensa oficial" o la palabra fácil. Siempre buscó el comentario ingenioso y sobre todo, coherente.

Desde el último viaje del Coro a América, en Abril del año pasado, momento en el que descubrimos su enfermedad hasta el instante en que nos dejó, ha habido momentos durísimos: el momento en que recibimos la noticia tras el concierto en Sâo Paulo (Satur y yo nos enteramos en el descanso del concierto y nunca lo pasé tan mal encima de un escenario como en aquella segunda parte), la noche de locos organizándolo todo para volver a España y el propio viaje de vuelta, el encuentro con su familia (sin duda lo peor de todo), sus momentos de bajones físicos...

...pero también, aún dentro de las circustancias, ha habido momentos que han merecido muchísimo la pena. Y son los que me gusta recordar: el día de su cumpleaños que celebramos en su habitación con una tarta y un gigantesco milhojas. su gran optimismo, el día que pasamos en las Jornadas Gastronómicas de la Tercia en Casa Ezequiel, los ratos pasados charlando en la sala de estar del hospital o en la habitación y la sonrisa que le iluminaba la cara cada vez que nos veía aparecer por la puerta...

Mi sensación ahora es la de tranquilidad. Por supuesto que se quedaron mil cosas por hacer. Si las hay cuando alguien se va en su vejez, tanto más cuando lo hace en la flor de la vida como es el caso. Pero el saber que el tiempo corría en nuestra contra hizo que pudiéramos prestarle más atención y pasar más tiempo con él. Por lo menos en mi caso, me quedo con muy buenos recuerdos.

Sé que se podrían decir mil cosas más y que esta es una visión bastante particular, pero valgan estas líneas como pequeño homenaje a un compañero y amigo.

El domingo, Juli y sus hijos, Gonzalo y Alberto, quisieron cumplir con uno de los últimos deseos de Paco, reunir a la gente del coro alrededor de unos corderos a la estaca. Y allí estuvimos. Con Paquito más presente que nunca.


1 comentario:

Anónimo dijo...

A mi me ha ocurrido más o menos igual. El momento de su muerte me pilló en Asturias y pude acompañar a su familia y ver a algunos compañeros del coro. No pude asistir a su funeral porque me tenía que volver a Madrid a trabajar y, después de saber lo emocionante que había sido su funeral cantado por integrantes de la Agrupación de toda su historia, me propuse intentar escribir un texto que me permitiese hacer mi particular homenaje a una persona especial, en todos los sentidos de la palabra, que amaba la música, que tenía afición por la disciplina coral y que poseía una gran voz.
Siempre he procurado seguir al Coro "La Flor" en todo lo que hace porque en él pasé momentos de mi vida que jamás olvidaré. Ha formado parte de mi educación y creo que no me ha ido mal. Este blog y la web me lo pondrá mucho más fácil. Por ello, muchas gracias.