Ya finalizados los conciertos de la gira, los días 23 y 24 de Noviembre estaban libres para realizar las últimas compras, hacer las últimas visitas turísticas, comer el último bife o simplemente descansar antes de la vuelta a casa.
El punto de reunión era la recepción del hotel a las ocho de la tarde, para salir hacia el aeropuerto a tomar el vuelo de vuelta.
Después de llegar al aeropuerto internacional de Ezeiza, Ministro Pistarini, facturar el equipaje y pagar las tasas, llegamos a la zona de embarque con tiempo de sobra. Y de verdad que nos sobró tiempo, ya que el vuelo que estaba previsto que saliera a las 00:40h tuvo un retraso de unas 5h.
Por lo visto había un problema en el radar de la torre de control, por lo que estaban espaciando 20 min. las salidas de los vuelos para garantizar la seguridad.
La espera en la terminal se hizo un poco pesada. Algunos aprovecharon para dormir. Otros se entretenían con los shows que esporádicamente montaban algunos de los nerviosos viajeros con los empleados del aeropuerto y de Iberia. Otros nos reuníamos para improvisar alguna canción, jugar a las cartas o alucinar con algún que otro truco de magia.
Sobre las 5:35h de la madrugada salía por fin el vuelo con destino Madrid - Barajas.
Pusimos pie en tierra patria sobre las 19h del día 26 de Noviembre (sin fuerte viento de Levante ni nada de eso) y obviamente debido a las 5 horas de retraso, habíamos perdido nuestro enlace con el vuelo a Asturias.
Tuvimos que esperar hasta las 22:30h en que salía el último avión para Ranón.
Lo cogimos sin mayor problema y tras un breve vuelo y una aproximación al aeropuerto un poco movidita, por fin llegamos a Asturias.
Allí estaba ya esperándonos el bus que nos llevó a La Pola, donde llegamos sobre las 00:15h. Hacía como 25 horas que habíamos salido de nuestro hotel para emprender el regreso. No estaba mal.
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